Las filosofías del caviar y la mortadela

31/10/08

El mundo se divide entre los que comen caviar y los que comen mortadela. Los primeros vivimos la vida, los segundos solo existen. El caviar es escaso, exclusivo y muy caro. La mortadela es abundante, barata y tiene tropezones y gelatina. Por tanto, creo que la humanidad se divide en dos filosofías principales: la filosofía del caviar y la filosofía de la mortadela. A continuación os propongo un sencillo test, para que averigüéis como sois. Cada frase afirmativa vale un punto. Las frases con las que no os identifiquéis vale cero puntos.

1- Paso por un escaparate y me detengo ante un artículo que me cautiva (ropas, joyas, perfumes, y/o cualquier otro artículo) y paso de largo imaginando, al llegar a casa, que lo tengo.

2- Entro en un establecimiento con el dinero justo para comprar un artículo que me gusta y al llegar al estante veo dos o más. Debo elegir uno porque no me llega para todos.

3- Paseo por la calle y veo a un individuo exhibiendo algo caro (joyas, vehículos, rolex, étc.) y lo miro de reojo evitando que ese individuo sepa que lo observo para que no se crea importante o envidiado. Si desea que pierda ese objeto vale dos puntos.

4- En una conversación con amigos y/o conocidos exagero el valor de un objeto. Ejemplo, tengo una piscina hinchable y digo que tengo una piscina climátizada. Tengo cava y digo que tengo Champagne rondel oro. Si el objeto en cuestión no solo es exagerado sino inventado vale dos puntos.

5- Un conocido me cuenta anécdotas y/o datos sobre un viaje a Fijis, Riviera maya o cualquier lugar exótico y yo se lo cuento a un amigo como si el viajero fuera yo mismo.

6- Voy a un local, club, pub, o cualquier otro lugar de ocio y me abstengo de consumir diciendo que no me apetece aunque en realidad no sea así.

7- Compro y utilizo artículos de cualquier tipo (zapatos, vestidos o trajes, relojes. étc) de imitación y los hago pasar como auténticos ante mis amigos, aunque el jinete de Ralph Lauren tenga un bate de beisbol en lugar de un palo de polo, o el cocodrilo de Lacoste se esté despegándo. Si es demasiado cantoso vale dos puntos.

8- Compro mortadela, me aprovecho de los "dos por uno" y los "tres por dos", consulto con frecuencia mi saldo de puntos en el supermercado y consumo productos de marca "hacendado".

9- Hago la Quiniela, compro cupones de la ONCE, étc. Participo en sorteos de este tipo con la esperanza de que canten mi número y así cambiar de vida.

10- Tengo jefe, me humilla y/o sobre-explota, y aún así tengo que esforzarme y lanzarle una sonrisa. Si el grado de humillación es elevado vale dos puntos.

Suma los puntos obtenidos y espera la respuesta dentro de un par de entradas. Suerte.

"Advertencia; si no eres sincero en la suma de puntos alterarás el resultado del test".

Perdidos

28/10/08


El año pasado decidímos ir de acampada. Era una experiencia nueva para mí, pues nunca antes había estado tan lejos de la civilización. Me acompañaron a esta aventura Marcos, su novia Rosy, el abuelo Marcel y Valmaseda. Nos internamos en el bosque, con Marcel como guía, pues su condición de militar le dotaba de un gran sentido de la orientación. Nos perdimos a los diez minutos, y comenzó a oscurecer. Abrimos las tiendas de campaña y encendímos un fuego. Marcel dijo que sus facultades orientativas ya no eran las mismas, sobre todo cuando recibió impactos de metralla en la frente en la batalla de Okinawa. Le dije que no pasaba nada, pues me había traído un móvil recién comprado, pantalla de 2,6 pulgadas y táctil, GPS incorporado, y un sinfín de funciones. Solo tenía un pequeño fallo, la batería se iba muy pronto. Empezó a hacer frío. Nos metimos cada uno en sus respectivas tiendas excepto Valmaseda, que debía estar de guardia.

A la mañana siguiente comenzamos a caminar en una dirección escogida al azar. La cadera de Marcel crujió y calló de bruces en el suelo. Nos dijo que tenía una prótesis desde que cayera de un risco en la batalla de Guadalcanal. Aquí comenzó nuestra pesadilla, pues entre Marcos y Valmaseda tenían que desplazar el cuerpo del anciano a través del bosque y nos retrasaba el paso. Opté por dejarlo en el bosque pero me miraron mal y continuaron andando. A media tarde teníamos que racionar la comida. Comimos un poco, pero a la media hora Marcel tenía hambre. Decía que tenía problemas digestivos desde que perdiera dos metros de intestino delgado en una operación por heridas sufridas en Omaha, Normandía. Cuando cayó la noche no había comida, y en cambio había mucha hambre.
- ¿Qué podemos hacer? Estamos perdidos, hambrientos... . Dije desesperado.
- ¡Espera! ¡Tengo un móvil, pero solo saldo para una llamada! Añadió Marcos.
Yo me alegre al oir que todo estaba solucionado.
- Telepizza, una familiar cuatro-quesos y una mediana tropical.

Ahora sí que estabamos mal. Marcos no podía volver a llamar y encima la pizza nunca llegaría por lo que seguíamos hambriento. A la siguiente mañana, Marcel se lesionó el ojo izquierdo y tuvimos que taparlo con un pañuelo a modo de parche. Al parecer era una infección, pues antes de taparlo vi que estaba amoratado e hinchado. Seguimos caminando, y todo era repugnancia. Si me iba a la vanguardia del grupo veía a Marcel, con el parche en el ojo y su ya mencionado problemas de flatos. Si me iba a la retaguardia aún más repugnante, Rosy y Marcos besándose y regalándose piropos. De repente oímos un fuerte ruido y todos nos agazapamos como los soldados de una batalla que temen ser descubiertos. Todos menos Marcel, que quedó de pie.
- ¿Qué es lo que hizo el ruido? Aproveché para preguntar.
- No lo sé. Dijo Marcel golpeándose el ojo sin vendar. - Es de cristal, lo perdí en las Ardenas en el 44.

Por un segundo me llené de valor y quise asomarme para ver que había provocado ese estruendo, pero fue por un segundo, después le dije a Valmaseda que se asomase. Era un leñador con una motosierra. ¡Estábamos salvados! Y así concluyó nuestra hazaña.

Manila y Zuleira

26/10/08

A la señora Flores se le acumulaba el trabajo. Es la mujer de Valmaseda, y se encargaba de la limpieza y el orden en la mansión. Pero sus articulaciones se endurecían, y aunque le dabamos esteroides anabolizantes a escondidas en el desayuno no podía limpiar y ordenar ella sola toda la mansión. De hecho solo sirvió para esto.


En la foto, la señora Flores en el verano del 96.

Entonces mi padre me encargó que buscara a dos empleados para las tareas domésticas. Casualmente, una noche llegaron a la mansión dos ecuatorianas vendiendo rosas. La mayor se llamaba Manila, la joven era su sobrina Zuleira. Les dije que estaba buscando personal de limpieza y ellas se ofrecieron encantadas para trabajar en la mansión. Ya no están tan encantadas, pero siguen trabajando con nosotros a día de hoy. Cogí un paño húmedo y les froté la cara con fuerza, luego me dí cuenta de que era su color de piel y les dí las instrucciones oportunas. Manila y Zuleira son todoterrenos de la limpieza. Viven con nosotros, en la habitación de Conde, estancia muy cómoda siempre y cuando, claro está, no lo molesten. Manila resultó herida en el asalto a la mansión, pero afortunadamente se recuperó, y mantiene en orden nuestro sencillo hogar.

Abajo, foto de la señora Flores en el verano del 2004.

El niño con el chándal de rayas

24/10/08

Mi padre trabajaba en la empresa de vinos que creo haber mencionado ya en alguna ocasión, y cuando tenía diez u once años de edad se trasladó a las oficinas de Madrid, para gestionar y dirigir el negocio junto a su hermano Fernando. Había dejado atrás la mansión de la familia y aquel apartamento de tres plantas y piscina sin climatizar era insoportable. Entonces decidí un buen día dar un paseo por las calles de aquella, para mí, desconocida ciudad. Mis pasos me llevaron a Carabanchel, donde conocí a Samuel, el niño con el chándal de rayas.



En la actualidad, su aspecto desaliñado, sus chándals Nike, y sus horteradas de oro colgándole del cuerpo me habrían rechazado de pleno, pero en aquella época era ingenuo y jugué con él como si fuera un igual. Me llevó a su chabola, donde conocí a sus trece hermanos, y todos juntos jugamos a atracar a las ancianas a punta de navaja. Fue muy divertido. Pero mi padre se preocupó cuando me pilló escuchando al Tijeritas.

- ¿ Qué estás escuchando ?. Me preguntó con la mosca en la oreja (en sentido figurativo, no como las moscas que tenía en la oreja Samuel)

- Esto... estaba... no es lo que parece papá. Dije cuando me vio el cd del Tijeritas entre las manos.

Mi padre descubrió la amistad que me unía al pequeño salvaje y me prohibió volver a verlo. Pasó el tiempo y volvíamos a la mansión. Entonces decidí escabullirme e ir a Carabanchel para despedirme de Samuel.

- Mi padre dice que tenemos que ser enemigos. Le dije al niño con el chándal de rayas. - Pero seremos amigos para siempre.

Cuando me regresé a la mansión me quedé triste, al menos, hasta que mi padre me compró la Supernintendo.

La belleza está en el interior

22/10/08

Hace más de diez años, cuando Alex tenía unos dieciseis o diecisiete años, le contaba cuentos todas las noches a las nueve cuando iba a la cama. Su padre siempre me lo encargaba, pues conmigo siempre acababa dormido. Además de eso, reflexionábamos y opinábamos sobre la vida, sobre las personas y sobre las cosas.

Yo le hablaba sobre la belleza interior. Él al ser tan pequeño no lo comprendía, y decía que de eso no se fiaba porque "la belleza interior no es tangible", y que prefería a una chica guapa porque tenia algo bello seguro. Yo le decía que, muchas veces, las personas eran transparentes y que podías ver todo el amor en su corazón. Y que, al fin y al cabo, el físico se deteriora con los años.

Para hacerle entrar en razón, yo le ponía casi todos los fines de semana, que era cuando no tenía deberes del colegio, la película "La bella y la bestia". Esto debió de funcionar, pues le encantó, colocando la película entre sus favoritas de su colección de Walt Dysney.



Gracias a mí, Alex Jr,ha aprendido que en la vida hay que tener unos valores. Gracias a mí no se ha convertido en un ser superficial.

A mis lectores; Pots

20/10/08

Veo que tengo lectores más o menos fijos, lo cual agradezco pues me halaga el interés que otras gentes puedan tener en mi vida personal, tan monótona y anodina. De modo que he decidido dedicar un pequeño espacio a agradecer a estos fieles lectores su interés.

El primero de ellos es "Pots" (me comentó en esta entrada) de nombre desconocido y que se define en su blog como un "boy escout corrupto" y viene de "Alicante; Camerún". Obviamente Dios no le dotó de excesivo sentido del humor aunque lo compensó dándole demasiado tiempo libre, de manera que mezclando poco sentido del humor más tiempo libre, por carencias intelectivas, tenemos la ecuación perfecta que da como resultado a nuestro lector elegido para esta entrada. Pots además nos muestra su gran originalidad en una entrada dedicada a Steven Seagal donde pone una serie de fotografías iguales del actor donde coloca, debajo de cada una, el estado de ánimo correspondiente, aunque lamento que en una web se le adelantaran con, exactamente el mismo estilo, Chuck Norris. Esto debió parecerle gracioso a Valmaseda pues llegó incluso a escribirle. Creo que le voy a despedir.

Nos deja todo tipo de lindezas, como que habla swahili y otra serie de lenguas exóticas buscadas en el Google, en un último intento de parecer rompedor y mordaz, aunque seguramente tenga que buscar el significado de estas palabras si lee esta entrada.

Postea además todos los días, por lo cual podemos intuir que tipo de vida lleva. Hablé hace poco con él y me dijo que siendo repartidor de pizzas es lo que tiene, que conoce a poca gente y los sábados por la noche se queda en su casa escribiendo, cosa que no entiendo del todo pués podría pintar un poco con acuarela o hacer algo adecuado a su edad mental como un collar de macarrones. Querido lector, pongo además la foto que me mandaste, en la que sale más favorecido de las cinco que me pasaste. Saludos fiel lector, y al resto.

¿Final feliz?

17/10/08


El enlace entre la abuela María Antonia y Marcel fue anunciado a dos semanas de la fecha en la que Rosy y yo íbamos a contraer matrimonio. Tomaron la fecha y el lugar, la catedral de la Almudena. Asistimos a la ceremonia ambas familias, y yo sentía curiosidad por ver con quien llegaba Rosy. No la ví venir y entré en la iglesia, no solo por supuesto, ya que casi todos los presentes, unos trescientos invitados por cada una de las familias, conocían mi historia. Carlota me hizo el favor de acompañarme, previo pago de doscientos cincuenta euros la hora claro está. Nos sentamos cerca del altar. Marcel hizo su aparición, precedido de una estela de flatos de olor a medicina y muerte. Estaba nervioso, yo creo que estaba con el mono pues hacía horas que no se inyectaba su dosis habitual de morfina. Escuché un ruido metálico, y era la cadera de la abuela María Antonia avanzando en dirección al altar mientras profería incoherentes insultos a los invitados fruto de su alteración mental, a mí me llamó "putero" después de mirar a Carlota.


La macabra escena se había puesto en marcha. Allí estaban aquellos dos desafíos de la naturaleza todavía en pie. El que oficiaba la ceremonia se lanzó en un extenso discurso sobre el matrimonio que atajó María Antonia agregando que el cura era un "picha floja" y algo más que no quise oir. Finalmente llegó el intercambio de anillos y el beso. Marido y mujer. La historia había acabado bien, pues nos asegurábamos nuestro poder económico y no era yo el que se casaba. En el banquete, que se hizo en el salón de nuestra mansión ví por fin a Rosy, y a su acompañante. Me acerqué a ellos con sobrio porte y le dí la enhorabuena tanto a Rosy como a mi amigo Marcos, el imbécil que se había enamorado de aquel proyecto de mujer. La velada fue estupenda, de no ser porque muchos de los invitados comenzaron a reconocer a Carlota. Todos me miraban con una sonrisita de malicia y yo sabía muy bien que significaba. Por si no lo hubiera hecho, Marcel se me acercó y me dijo:

- Estarás contento, tu novia es una auténtica fiera.


Por fin acabó todo. Caminé trabajosamente, pues había bebido muchas copas cuando empezaron a sospechar de la verdadera ocupación de mi acompañante, y sí, el champagne rondel oro emborracha igual que el whiskey o lo que sea que soleis beber. Cerré trás de mí la puerta de mi habitación y me tumbé en la cama. Estuve mirando un rato al techo cuando volví a escuchar una serie de muelles y gemidos que venían de la habitación de arriba. Miré a la ventana y sentí algo tan repentino como incomprensible. Pensé en Rosy cinco minutos antes de acostarme.

Mi gran boda española

14/10/08

Toda historia tiene un final. Después de un mes de relación, si se le puede llamar de ese modo, llegó el momento en que debía contraer matrimonio con Rosy. Debíamos pagar aún muchas deudas, pero no míseras deudas de solo dos millones de pesetas como teneis ustedes. Estabamos en bancarrota y a punto del embargo. Me reuní con Rosy y respiré profundo.

- ¿Quieres casarte conmigo?
Ella se lanzó a mis brazos. Sin duda, de haber pasado algún policía por el lugar, en la oscuridad y con la cara que tenía Rosy, le habría disparado pensando que algo me estaba atacando. Pero por desgracia no pasó ningún policía.
- Sí.
"Joder" pensé en aquel momento. Y de este modo comenzaron los preparativos de la boda. Nos casaríamos en la catedral de la Almudena, donde unos meses antes se había casado un viejo conocido de la familia con una que presentaba el telediario, por lo que toda la familia de Rosy viajó a España y se instaló en nuestra mansión.

No era consciente de lo que estaba a punto de hacer hasta que casi había ocurrido. Me casaría con la mujer menos agraciada que conocía, dicho de un modo sutil, pero por otra parte todo dependía de ese enlace. Recuerdo que me asaltaron las dudas a medida que el día de la boda se acercaba. Cosas que antes tenía claras y me había resignado a los acontecimientos se me antojaban dudosas y confusas. El día que hicimos el amor por segunda vez me decidí a cortar los preparativos de la ceremonia. Quise llamar, antes de anularlo todo, a mi amigo más inteligente pero no encontré su teléfono, de manera que llamé a mi amigo Marcos. Le comenté mis deseos de acabar con todo antes de que se me fuera de las manos, pero Marcos me dijo que mi futuro dependía de aquella unión y que considerara la posibilidad de no arruinar la economía y reputación de la insigne familia Robles. Debí haber seguido buscando el número de mi otro amigo.

Decidí ser valiente y no eludir mis obligaciones. La boda seguiría adelante. Al menos hasta que una tarde Rosy llamó a mi puerta. ¡Me dijo que me abandonaba y que anulara los preparativos de la boda! Según me enteré más tarde, había conocido a un tipo que la trataba como si fuera la mujer más bella del mundo, y lo más extraño es que no era un disminuido. ¡Rosy me había abandonado a mí! Pero cuando aquella herida a mi orgullo cesó pensé que ya todo estaba perdido para la familia Robles. Me ví de repente trabajando en el Corte inglés, como casi todos los que estudian filología inglesa. Pero algo sucedió cuando entré, desanimado, en casa.
- La familia Robles gozará de los poderes de la familia Capagne, todo está solucionado.
Me dijo una voz a mi espalda, y cuando me giré quedé estupefacto.

Rosy de España

12/10/08



Era otoño. Las hojas secas de los árboles caían y en los senderos que iban y venían de la villa de los Capagne formaban una alfombra amarilla. Trás aquella noche funesta que decidí omitir por consejo de mi psicólogo en el post anterior, ordené mi cuarto y tiré todos mis preservativos, para tener una buena excusa en caso de emergencia. Rosy quería pasear conmigo por las calles de París. Me contuve las ganas de ponerle una correa y un vozal y le dí mi brazo para que se agarrara. Paseámos por París, que estaba como a media hora desde la villa de los Capagne, y allí Rosy destruyó por completo la imágen de "ciudad del amor" que tenía de la capital francesa diciéndome que me quería. La miré a sus ojos, me devolvió la mirada, bueno, al menos con el ojo izquierdo, y ví que sonreía. Luego, sin preguntarlo ni nada por el estilo, me dijo que había preparado las maletas para viajar a España para conocer a mi familia y amistades. Todo sea por el buen nombre de mi familia, me dije de nuevo mientras mi cara esbozaba una mueca que pretendía ser una sonrisa.

Rosy, como todas las desgracias, no vino sola. Se trajo a su abuelo, ya que este deseaba conocer España. Cuando me encontré con Marcos y mis otros amigos charlamos distendidamente. De repente Marcos señaló a una mujer que avanzaba por la calle y dijo "mira ese engendro, parece que se haya escapado de un circo", la mujer se acercó y me dio un beso en la boca, era Rosy. Les presenté a mis amigos, que quedaron todos atónitos ante la particular belleza de Rosy, pero pasado el susto inicial dimos una vuelta por Madrid. Cuando volvimos a casa mi hermana Cayetana me dijo que Marcel, el abuelo de Rosy, se había escapado no se sabía a donde. Comencé a buscarlo por la ciudad, preocupado de que pudiera ocurrirle algo debido a su avanzada edad. Lo encontré en una calle de Carabanchel comprando drogas a un camello vestido con su uniforme militar. Lo agarré del brazo y regresé con él a casa.

Entonces llegó la noche. Al igual que en Francia, Rosy y yo dormimos en cuartos separados, ya que era una falta al protocolo dormir en la misma habitación si no estabamos casados. Pero al igual que sucediera en Francia, miraba con temor el arco de la puerta esperando ver de un momento a otro la silueta de Rosy avanzando en la oscuridad. Sucedió. Rosy avanzaba hacía mí en la oscuridad mientras yo me aferraba a mis mantas, como si eso me pudiera proteger. Me dijo que quería hacer el amor y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
- me... me... duele la cabeza.
Le dije. Y ella suspiró y se tendió a mi lado. Yo también suspiré, aunque de alivio.
De repente escuche unos gemidos cortar el aire, y unos exagerados ruidos de muelles en el piso de arriba. ¡Mi abuela estaba haciendo el amor con Marcel! todo iba a peor, y ya no podía ni imaginar que me deparaba el mañana.

La familia

9/10/08



Cuando llegué a palacio de los Capagne pude ver el poder que tenía esta familia. Sin duda eran mas ricos que nosotros, y si conseguía prometerme con aquel engendro tendríamos muchas más riquezas y poderes incluso que antes de pasar esta crisis económica que me había lanzado a conquistar a Rosy. Allí conocí a su familia. Tenían un abuelo que a sus noventa y siete años se aferraba de manera antinatural a la vida. Tenía la muerte reflejada en la cara y aunque Rosy me advirtió que padecía un principio de demencia, a mí me pareció que ya iría por el final. Su nombre es Marcel, y era veterano de la segunda guerra mundial. Hace sesenta años sufrió en la guerra varias heridas que fueron tratadas con morfina y desde entonces se hizo adicto a ella, como un tal Göering de Alemania, y con aquel precario estado de salud había desarrollado incontinencia de flatos, es decir, se peía de forma descontrolada, y ruego me perdonen por esta impertinencia. Sumando al abuelo drogadicto y con flatulencias estaba el padre de Rosy, Leuis, archiduque de Reville, y su esposa, Monique. Rosy tenía además un hermano, que parecía un auténtico príncipe europeo del siglo XVIII (lo cual no es precisamente un cumplido) llamado Alexander.



En octubre de aquel año fui a cenar con ellos. Estando la familia al completo en la mesa de la cena me recordó no sé por qué a mi familia, quizás por que la echaba de menos seguramente. La primera frase que dijo Leuis, archiduque de Reville, fué.
- Si te llevas a Rosy, te llevas un tesoro.
No supe que decir, pero intente ocultar mi gesto de desprecio diciendo el primer chiste que se me vino a la mente en aquella incómoda situación.
- ¿Como se dice desnudo en francés?... "Ce la vi".
Un chiste que no debió ser muy apropiado porque nadie se rió. En ese momento opté por no hablar, y me limité a asentir cada vez que alguien me dirigía la palabra.
- ¿A qué se dedica su familia en España?
Asentí. Y de este modo, deseando que terminara pronto aquella cena, continué el resto de la noche. Me pareció eterna, todos comiendo al tiempo que a Marcel se le escapaban los flatos, aunque finalmente la pesadilla acabó y empezó una aún peor, Rosy quería hacer el amor...

Entró en mi habitación a medianoche y lamento no poder contar lo que pasó pero aún no me siento con fuerzas como para relatar esa parte de mi vida. Siento no acabar esta historia de una sola vez pero es muy larga y he de contarla en varias partes, gracias por la paciencia que estaís demostrando conmigo.



Cosas de palacio

8/10/08

No siempre hemos sido ricos, hace un par de años tuvimos serios apuros a causa de un negocio que quebró y no se qué problema fiscal con sobornos y recalificaciones, el caso es que nos vimos en serios apuros que estuvieron a punto de desestabilizar nuestra posición económica. Mi madre desesperada me hizo una petición. Había una joven de la alta nobleza de Francia que estaba soltera, si accedía a casarme con ella se solucionarían rapidamente nuestros problemas económicos. Mi madre me dijo que tenía más o menos mi edad, es decir, 27 años por entonces, y ya todo me dio mala espina. Una mujer de la alta nobleza que a los 27 años no estaba casada debía ser por algo. Mi madre dijo que la conociera en la fiesta del Verano.

Las fiestas de la alta nobleza me aburren. En cierto modo me gusta más rodearme de "nuevos ricos" que de aristócratas. Quizás sea por mi naturaleza humilde (no penseís mal, no soy un nuevo rico) pero me gusta más la sencillez de esa clase que la extrema protocolaria de los nobles. El día 22 de septiembre se celebra en Austria una fiesta a la que suele acudir la nobleza europea, se trata de la fiesta de verano, que pone fin a esta estación del año, y que me aburre de gran manera. Mi abuela tiene impedida la entrada, desde que un año comenzó a bailar desnuda en el gran salón, fruto de su demencia. Allí conocí a Rosseum de Capagne, Rosy para los amigos, la chica francesa de la que me habló mi madre. Entonces comprendí el por qué de su soltería.

El primer sentimiento que me recorrió el cuerpo fue compasión. Era de la más distinguida nobleza de Francia y siglos y siglos de incesto entre sus antepasados habían hecho mella en su aspecto físico sin duda. Intenté pensar en cosas positivas mientras me acercaba a ella para cortejarla, como que debía ver su belleza interior, pero cuando me sonrió abriendo aquella boca pude ver que su interior era igualmente horrible, y peor aún, olía peste. Sin embargo fuí fuerte y la saqué a pasear por los jardines del palacio austríaco. Me persigné, temeroso de Dios, por pasear con aquel anticristo y le besé en los labios. Sentí muchas cosas cuando la besé, aunque no nos engañemos, ninguna fueron buenas y me dio su dirección en Francia. "Todo sea por el buen nombre de mí familia" pensé, y accedí a salir con ella.

La historia continuará en otro momento...

El Angelo

3/10/08


El club Angelo, un distinguido salón, es como mi segunda casa. Nada más entrar en la sala percibes su exquisita decoración y su ambiente selecto. Allí he conocido a gente realmente interesante, el General Sáez de las fuerzas aéreas del ejército español, el Duque de Lugo Jaime de Marichalar, y otras gentes de la más distinguida nobleza, a la cuál también pertenezco, pues heredaré de mi padre el título de visconde de Fornnings y de mi madre el título de Marqués de Gertignon. Mientras avanzo a través de la sala, llena del humo de las pipas y puros de Marqueses, Condes y algún que otro príncipe europeo, voy saludando a mis amigos y conocidos (muchas veces he visto también a ministros como Zaplana y Mayor Oreja) mientras me acerco a una mesa y tomo asiento. Escucho el lejano susurro de una música débil y el constante chocar de copas, cargadas con las más caras variedades de Champagne y Coñac. Se acérca el camarero y me pregunta.

- ¿Qué desea tomar hoy el Señor?

- Nada, diga que venga sin más dilación mi preferida.

Ya os lo habreís imaginado, el club Angelo es un prostíbulo. Entonces viene mi preferida.

- Hola Carlota, hace tiempo que no te veía, esta semana la he tenido muy ocupada.

Sí, Carlota es la chica de la que hablé en una ocasión, es un poco duro pagarle a una ex-novia para obtener lo que una vez era gratis. Aunque ahora que hago números, ciertamente, esta relación me sale mucho más barata.

El peregrino

1/10/08

Creo que la vida no ha sido del todo justa conmigo. Si pensais que por el simple hecho de tener más dinero que imaginación en como gastarlo no puedo no ser feliz, os estais descubriendo mucho más materialistas que yo. Es cierto que el dinero te da felicidad, pero también el amor, y temo no ser tan afortunado en esto. Estoy harto de modelos exhuberantes, con senos del tamaño de Almudena, la concursante de Gran Hermano, que solo me ofrecen horas y horas de placentero sexo sin compromiso auténtico. Estoy algo cansado de todo eso.


Pensé en las posibles respuestas a esta desdicha emocional y me acerqué a la religión y aquel hombre de Jerusalén que se paseó por Oriente Medio en calzonas blancas y sandalias predicando una doctrina de amor y hermandad. Quizás había pecado en algún momento de mi vida, como cuando le daba cordero a Conde, mi perro guardián, mientras las sirvientas comían la inmasticable chuleta que Valmaseda no podía, o no se atrevía, a digerir. Cosas de las que me arrepiento. Y aquella noche soñé algo extraño. Jesús el salvador, en persona, se presentaba en mis sueños y me decía "Has de hacer penitencia por tus pecados". Jesús estaba radiante, con aquel polo de Ralph Lauren y sus pantalones de pinza cortos y zapatillas Converse. Pensé en lo que había dicho, Freud diría que era mi subconsciente que me decía que tenía que hacer algo para expiar mis demonios.


Fue entonces cuando cogí mi cochecito de golf y me decidí a realizar el camino de Santiago. Yo veía a los peregrinos que me miraban con una expresión que no acierto a encuadrar entre asombro o desprecio. Fue agotador, aunque fue un acierto por mi parte traer a Valmaseda para que condujera por mi durante la noche. Fue una maravillosa experiencia, que me gustaría que todos la tuvieramos algún día, y noto como mi suerte mejoró mucho desde entonces. A continuación, el carrito de golf con el que hice la travesía.